Hotel Boutique Elvira Plaza, hotel con vistas a la Giralda, les informa de esta fantástica ruta a través de la vida de Cervantes.
Andalucía fue un paisaje vivido, gozado y sufrido por Cervantes. Un territorio que conoció bien porque aquí vivió y recorrió sus rincones como requisador de trigo para la Armada padeciendo no pocas desgracias. Andalucía fue la patria de sus placeres, pero sobre todo de sus desengaños, un material sobre la condición humana que incluirá en sus novelas.
El Centro Andaluz de las Letras propone en la Biblioteca Infanta Elena un viaje por ese recorrido vital que podría servir para narrar esa biografía andaluza del autor de El Quijote. La muestra, aunque breve y mínima, resume bien cómo fueron esos episodios andaluces.
Esa historia andaluza cervantina comienza cuando el padre del escritor, el cirujano Rodrigo Cervantes, viaja a Córdoba en 1553. En la biografía fundamental de Jean Canavaggio se habla de las grandes incógnitas sobre estos periodos biográficos de Cervantes. Quizás como recuerdo de aquella ciudad de su infancia, el autor cita la Plaza del Potro, centro de la picaresca, en La ilustre fregona.
A partir de 1564 la familia se traslada a Sevilla. Aquí siguen las conjeturas. Parece que residieron en el barrio de San Miguel, cerca de la Catedral, y el cercano colegio de los jesuitas se convierte en paisaje vital del joven Cervantes. De ahí el elogio que el escritor hace de la pedagogía en El coloquio de los perros. Será en esos años cuando se admire del teatro de Lope de Rueda, que representaba sus célebres pasos en la llamaba Babilonia del Sur, puerto y puerta de las Indias.
Pero la estancia definitiva de Cervantes en la capital económica del imperio será en 1587 reencontrándose así con el paisaje de su adolescencia. El autor residirá en la posada de su buen amigo el antes comediante Tomás Gutiérrez, que se encontraba en la calle Bayona, hoy Sánchez Bedoya.
Será entonces cuando comiencen sus infortunios como comisario de los suministros de las galeras reales donde comienza requisando grano para la Armada. Se dirigirá a Écija donde su enfrentamiento con unos nobles canónigos terminará con la excomunión por parte del vicario general de Sevilla.
Así se encaminará hacia la villa cordobesa de La Rambla y luego a Castro del Río, Espejo y Cabra. Luego se dirige a Carmona y es cuando decide que está cansado de las desgracias de su oficio y pide al Consejo de Indias marchar al Nuevo Mundo con un cargo de contaduría del reino de Granada, el gobierno de Soconusco, de contador de las galeras de Cartagena o de corregidor de La Paz, puestos que estaban libres. Pero la contestación que recibirá será tajante:«Busque por acá en que se le haga merced».
En mayo de 1591 parte a Jaén para seguir requisando trigo y aceite y se dirige a Úbeda, Baeza, Estepa y Montilla, un lugar que rescatará en El coloquio de los perros al referir el suceso de las célebres brujas llamadas las Camachas. Luego continuaría por Andújar y Jaén donde asiste a la romería de Nuestra Señora de la Cabeza que describirá en el Persiles.
En la villa de Castro del Río sufrirá una orden de arresto por venta ilegal de trigo por lo que será recluido. Será una de las cárceles andaluzas que padecerá Cervantes. La siguiente será la terrible Cárcel Real de Sevilla donde algunas teorías apuntan que podría haber comenzado a escribir El Quijote.
Será en Sevilla donde conozca bien el mundo del hampa y las germanías, ese ambiente de murcios y tahúres que reflejará en algunas de sus Novelas Ejemplares -Rinconete y Cortadillo o El coloquio de los perros- o en la comedia El rufián dichoso.
'La Andalucía de Cervantes' se puede ver en la Biblioteca Infanta Elena (Avenida de María Luisa s/n). Hasta el 14 de mayo.