Hotel Elvira Plaza, les informa de la historia del flamenco.
El
flamenco salió de las barberías. Así lo afirman los antropólogos
sevillanos Alberto del Campo y Rafael Cáceres en «Historia Cultural del
Flamenco» (Almuzara), un libro donde recorren los orígenes de esta
música popular desde 1546 hasta 1910.
A
lo largo de esta extensa obra los dos autores destierran
mistificaciones y tópicos arraigados en el mundo del flamenco, tanto
sobre sus orígenes, su desarrollo y su plasmación final en el arte
moderno que hoy conocemos. «Durante años, adentrarse en el mundo del
flamenco y discurrir sobre sus orígenes y desarrollo ha constituido un
práctica en exceso especulativa. El flamenco parecía un terreno
pantanoso, y sus orígenes un tótum revolútum donde se mezclan sin
aparente orden ni concierto viajeros románticos, cantantes míticos,
sainetes y gitanos», comentan los autores.
Historia
cultural del flamenco parte de una tesis exhaustivamente probada en el
libro: las barberías, que desde antaño eran mucho más que lo que
entendemos por un lugar donde cortarse el pelo (el barbero también era
médico y cirujano casero y para gentes sin medios), se convirtieron en
núcleos de convivencia de las clases bajas y excluidas de la sociedad
española desde el siglo XVI -incluyendo los moriscos, judíos y gitanos.
Por
otra parte, las barberías eran centros de música popular asociados al
tañido de la guitarra -instrumentos pobre donde los haya-, que
desarrollaron los barberos entre otras cosas para pregonar su trabajo.
De ahí nace una raíz cultural en la que tendrán cabida y, por mestizaje,
se irán desarrollando sucesivamente lo jaque, lo racial, lo suburbano,
lo majo y finalmente, lo flamenco.
«No
es casualidad que muchos de los guitarritas flamencos hayan ejercido de
barberos o hayan aprendido de éstos, como tampoco que las barberías
hayan sido en muchos pueblos de Andalucía un lugar de reunión, tertulia y
cante flamenco, casi hasta nuestros días. A la íntima relación entre
este oficio y la guitarra apunta, por ejemplo, el conocido toque del
barbero, un rasgueado del instrumento caracterizado por la rusticidad y
la vileza, propio en el flamenco de los tocaores cortos», afirman
Alberto del Campo y Rafael Cáceres.
El
análisis de las vinculaciones históricas de este arte con ciertos
oficios, formas de vida, tipos sociales y subculturas populares,
demuestra una clara continuidad entre el mundo de los jaques y rufianes
del hampa andaluz del siglo XVII -con mezcolanza de moriscos, negros y
gitanos-, el majismo dieciochesco y la estética flamenca que cuajará en
el XIX.
En
ese camino no solo se desvela el papel que han jugado las barberías en
este mestizaje musical, sino que se arroja luz sobre los específicos
géneros de baile y música anteriores al flamenco, la interrelación de
elementos populares y cultos (como la ópera), o la pérdida de
centralidad del baile en detrimento del cante.
Alberto
del Campo Tejedor (Sevilla, 1971) es profesor de antropología social en
la Universidad Pablo de Olavide (Sevilla). Autor de títulos como «El
Mayo festero. Ritual y religión en el triunfo de la primavera», junto
con A. Corpas; «Trovadores de Repente. Una etnografía de la tradición
burlesca en los improvisadores de la Alpujarra»; o «Tratado del burro y
otras bestias. Una historia del simbolismo animal en Occidente».
Su
obra ha sido reconocida con diversos galardones, entre ellos el Premio
Manuel Alvar de Estudios Humanísticos (2005) y el Premio de
Investigación Ciudad de Sevilla (2009).
Rafael
Cáceres Feria, Doctor en Antropología Social por la Universidad de
Sevilla, es profesor del Departamento de Antropología Social, Psicología
Básica y Salud Pública de la Universidad Pablo Olavide (Sevilla). Es
autor de «Fiesta y fronteras. Transformaciones de las expresiones
simbólicas en la franja fronteriza de Huelva», y «Mujeres, fábricas y
charangas: el trabajo femenino en el sector conservero de Ayamonte».
Fuente: Abcdesevilla.es
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